lunes, 6 de junio de 2011

Vidas entre escombros

Keiji caminaba con pasos temblorosos. Aiko iba a su lado, observándolo todo con los ojos muy abiertos, pero en ellos no había ni una sola lágrima. Otras personas iban por las mismas calles que ellos buscando a sus seres queridos. El tsunami se lo había llevado todo, sin distinguir a unas personas de otras. Llegaron al lugar donde había estado su casa. Ahora ya no quedaba nada. Un amasijo de vigas y escombros ocupaba el lugar donde había estado su hogar. Aiko pisó algo blando. Levantó el pie para ver de qúe se trataba. Era una muñeca. Se agachó para recogerla. Había sido el regalo que le hizo Keiji cuando se mudaron a aquella casa para vivir juntos. La muñeca todavía conservaba su ropa: un kimono azul oscuro decorado con estrellas brillantes, imitando al firmamento nocturno. El torrente de recuerdos se desató en su mente como un animal encerrado al que le hubieran abierto la puerta de su jaula. Pero no podía llorar, en ese momento no. Abrazó con fuerza a Keiji, que la sostuvo entre sus brazos. Tiró de ella para alejarla de allí. Aiko miró por última vez los restos de su casa.

Esperaba regresar algún día, pues una parte de su vida se había quedado con aquella casa.


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