Autor: John Green
Editorial: Nube de tinta
Páginas: 301
ISBN: 978-84-15594-01-7
Encuadernación: Rústica con solapas
Sinopsis: A Hazel y a Gus les gustaría tener
vidas más corrientes. Algunos dirían que no han nacido con estrella, que su
mundo es injusto. Hazel y Gus son sólo adolescentes, pero si algo les ha
enseñado el cáncer que ambos padecen es que no hay tiempo para lamentaciones,
porque, nos guste o no, sólo existe el hoy y el ahora. Y por ello, con la
intención de hacer realidad el mayor deseo de Hazel –conocer a su escritor
favorito-, cruzarán juntos el Atlántico para vivir una aventura contrarreloj,
tan catártica como desgarradora. Destino: Amsterdam, el lugar donde reside el
enigmático y malhumorado escritor, la única que persona que tal vez pueda
ayudarles a ordenar las piezas del enorme puzle del que forman parte.
Mi opinión: Retomo la publicación de reseñas en
el blog con un poco de literatura juvenil (ya iba siendo hora, sí).
Creo que lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de
leer este libro es que lo importante no es la enfermedad que “acompaña” a los
protagonistas (el cáncer), ni tampoco siquiera sus historias individuales. Lo
importante son todas esas ideas y disgresiones filosóficas que podremos ir
encontrando a lo largo de toda la historia, que nos harán pensar y
replantearnos nuestra forma de vida, e incluso el porqué de nuestra existencia.
Desde mi punto de vista, se pueden realizar diversos niveles
de lectura de este libro: desde el más superficial, fijándonos tan sólo en la
conmovedora historia de amor entre dos adolescentes que sufren cáncer, hasta la
más profunda, dedicando tiempo a reflexionar en cada uno de los diálogos que
tienen lugar en la novela.
No podemos decir que este no es un libro sobre el cáncer,
pero tampoco podemos afirmar que eso sea su única razón de ser. Creo que la
enfermedad es la “excusa” utilizada por el autor para profundizar en otros
temas más metafísicos, aunque también puede interpretarse como una llamada de
atención a todos aquellos que creen que su vida ya no tiene sentido si padecen
un cáncer terminal. Esta actitud positiva que
incluye una gran dosis de sarcasmo, sobre todo por parte de Hazel, hace que la
lectura no se haga pesada y que el pensamiento de “este es otro típico libro
que se va a hacer famoso porque las personas con enfermedades terminales
inspiran compasión”, no sobrevuele nuestras cabezas. Y claro, si nos fijamos
sólo en la historia en sí, se puede decir que es más bien simplona y lineal,
pero como ya he comentado, existen distintos niveles de lectura, y sólo el
lector decide en cuál quedarse.
Con esta historia John Green nos demuestra que, a veces, lo que importa no es vivir una vida larga, sino saber llenarla adecuadamente de experiencias, sensaciones, sentimientos y personas.